Gara Y Jonay Leyenda

Asimismo, se sabe que hacia el siglo xv los aborígenes canarios desconocían la navegación entre islas, con lo que el contacto regular entre habitantes de 2 islas no era posible. La versión escrita más vieja hay que al cronista de Puerto de la Cruz Francisco Pedro Montes de Oca y García, quien la publicó bajo el seudónimo de el Barón de Imobach en el diario Gaceta de Tenerife en 1924. Décadas después, investigadores como Juan Álvarez Angosto y Maximiano Trapero recogieron de manera directa de informantes gomeros otras ediciones de la leyenda. Y García de la Torre, Manuel Mora Morales y Sabas Martín popularizaron la historia de historia legendaria entre el público general del archipiélago, dándole carácter literario. El joven apareció en el corte disfrazado de guerrero y le propuso matrimonio a la princesa.

Para entenderlo, para quererlo o simplemente por el exitación de leer cuentos diferentes nace este blog en el que todo el mundo puede participar con las historias de su rincón de procedencia, residencia o el destino que visita. Pero el joven quiso regresar con su querida así que se echó al mar y nadó hasta llegar a la isla de La Gomera. Los dos se reencontraron y subieron hasta lo mucho más alto y lo más denso de El Cedro. Creyeron que allí podrían ocultarse hasta probar a todos que debían estar juntos. Pero los que los procuraban para separarlos no tardaron en hallarlos.

Respuestas A “gara Y Jonay – Historia De Historia Legendaria Canaria”

Las fa­mi­lias adineradas de Vallehermoso mandaban a sus cria­das a Epina a buscar el agua fría y, para cerciorarse de que no había engaño, les tenían que traer una hoja del viejo adernero que allí crece. Pasó el tiempo y la pasión que había nacido entre los amantes no decreció ni un ápice. No aguantando más su desasosiego, Jonay decidió una noche lanzarse al mar, desde la punta del Teno, cerca de la costa de Adeje, para ir en busca de su amada. Cuentan que Jonay nadó toda la noche, ayudado por dos vejigas de animal, que, atadas a su cintura, le ayudaban a flotar en el momento en que creía desfallecer. Descuentos en libros, últimos títulos publicados y considerablemente más.

gara y jonay leyenda

Las jóvenes del sitio asistían todos los años a estas fuentes a tomar de sus aguas, que afirmaban tener propiedades prodigiosas, y a realizar un misterioso ritual. Cada una de ellas debía reunir agua de las siete fuentes y con ella formar un pequeño estanque, hecho a base de beas, musgo y yedra, para luego mirarse reflejada en él y predecir, por el tono que tomaba el agua, su futuro amoroso. Si el agua continuaba clara, el amor estaba en camino, pero si se tornaba turbia, era signo de pésimos augurios.

Leyenda

Según la tradición, en el momento en que la joven tuvo todo preparado, asomó, con timidez, para comprobar que el estanque le devolvía la imagen de su incuestionable belleza. La versión mucho más popular, no obstante, es la que hace a Gara princesa de La Gomera y a Jonay −o Ajonay− príncipe de Tenerife. Jonay nada hasta La Gomera usando múltiples odres de piel de cabra inflados como flotadores, impulsado por el presentimiento de que allí encontrará lo que desea.

Hay controversia sobre la autenticidad de esta historia de historia legendaria aborigen. Prácticamente ninguna de las fuentes escritas en donde se le se refiere alcanza la cuenta de trabajos de etnografía, siendo mucho más bien obras de carácter literario. Modernamente la leyenda ha trascendido desde estos campos literarios hasta campos incluso científicos. Aparte de esto, los supuestos nombres guanches Gara y Jonay serían antropónimos inventados, derivados del topónimo Garajonay cuyo concepto en la lengua aborigen bereber de La Gomera es ‘roque prominente’. Cuando el amanecer apuntaba, acabó la extendida travesía, llegando a la playa de Cheremía, en la isla de su amada. En un esfuerzo sobrehumano, subió por medio de la escarpada orografía del lugar hasta las húmedas tierras bañadas por el río Guará, de donde su novia procedía.

Una vez en la isla se informa de la presencia de Gara, a quien muchos quieren, y resuelve conocerla. La halla y le charla, pero ella lo rechaza por no ser de su estirpe pese a sentir también una predisposición hacia él. Jonay vuelve a intenarlo y Gara lo rechaza nuevamente, realizando que el muchacho se enfurezca y la golpee. Un pastor ve la escena y da aviso al resto del clan de Gara, que atrapa a Jonay y lo condena a muerte.

La Leyenda De Los Amantes Gara Y Jonay

Si el agua se mantenía tranquila, señalaba que si lo encontraría. Entonces, Gara y más jóvenes gomeras eligieron comprender si hallarían el cariño en las fiestas que se festejaban en la isla. En el momento en que Gara se dispu- so a ver, el agua se mantuvo sosegada y serena, pero luego comenzó a enturbiarse. En el instante, fue al sabio del rincón, el único que podía descifrar las indicaciones de los chorros, y le advirtió que se mantuviera lejos del fuego. Durante las fiestas, arribó a la isla Jonay, un apuesto joven guanche, hijo del mencey tinerfeño de Adeje, acompañado por su padre y demás nobles. Las miradas de Gara y Jonay se encontraron, y su amor se hizo eterno.

Estuvieron a punto de decir su novedad en público, cuando el volcán Hecheide entró en erupción. Entonces, una amiga de Gara, que había ido con ella a los chorros, le contó lo que había pasado, y los padres de Jonay y de Gara les prohibieron estar juntos. Pero aun de este modo, Jonay, príncipe del fuego, se lanzó al mar a lo largo de la noche y cruzó con rumbo a La Gomera a bordo de dos pieles de cabra infladas. Los dos jóvenes escaparon hacia el Cedro, en lo más prominente de la isla, pero se les persiguió. Los amantes subieron hasta el pico más alto de La Gomera, y al verse acorralados, tomaron un palo afilado por las dos puntas y, apoyándolo en sus pechos, se abrazaron y fallecieron atravesados.

Gara lo reconoce y rechaza a Jonay y este le amenaza con que su padre declararía la guerra. Gara se niega a casarse con un bastardo y Jonay la golpea, siendo apresado instantaneamente. Pero entonces se descubre la identidad de Jonay, lo que hace la deshonra en la figura de la princesa Gara, puesto que un bastardo había sido su pretendiente.