En ambos casos, la recuperación del honor cidiano se consigue por medios casi nuevos en la poesía épica, lo que hace del Cantar no sólo uno de los mayores representantes de la misma, sino también entre los mucho más originales. Además de obtener un rico botín, el héroe y los suyos capturan a los principales caballeros barceloneses y al propio conde. El gentilhombre don Alonso da la novedad de la muerte de Gómez al rey y a los otros dos nobles. El rey expresa su comprensión por la venganza de Rodrigo, pero, al tiempo, lamenta la pérdida de un general glorioso. Jimena exige la pena de muerte para el asesino de su padre, a fin de vengar su pérdida y salvaguardar la autoridad real.
Consecuentemente siempre detallan una enorme comprensión por el plan de venganza de su amado, aun si sufre su amante corazón. Esto no acostumbraba a suceder en el resto de poemas épicos, con lo que es atrayente ver de qué forma el autor de este, sea quien fuese, logró equilibrar ambos mundos, mezclando la historia real con la historia de historia legendaria. La humanidad que se respira durante todo el poema hace que su lectura sea más embriagadora.
Durante el primer cantar se relatan sus éxitos bélicos, que le traen honor, fama y riqueza. Todos y cada uno de los territorios que, de a poco, va recobrando se los entrega al rey. Este termina perdonándole y dando permiso que su familia se reúna con él en Valencia, el último rincón conquistado por El Cid. Es más, le proporciona que sus hijas se casen con los infantes de Carrión, integrantes de la nobleza castellana. El protagonista duda sobre si esto es una buena idea, pero no le queda otra opción que aceptar.
La Batalla Del Pinar De Tévar Contra El Conde De Barcelona
El Cid y los suyos se ven entonces obligados a acampar fuera de la región, a orillas del río, como unos marginados. El texto preservado comienza en el momento en que el Cid y sus hombres se preparan para salir apuradamente de Castilla, pues se acerca el desenlace del plazo impuesto por el rey Alfonso. Tras dejar el pueblo de Vivar, de donde era natural, dejando allí su casa abandonada, el Cid, acompañado de un pequeño conjunto de fieles, se dirige a la vecina ciudad de Burgos.
Además, Corneille llena sus diálogos con un amplio arsenal de consideraciones dialéctico-morales. El rápido y corrosivo ir y venir de los argumentos y las reflexiones incrementa nuevamente el ritmo de la obra. No obstante, un curso tan achicado de los acontecimientos semeja poco plausible.
Muerte Al Suegro Designado
A su regreso las hijas del Cid reciben a sus maridos como héroes, puesto que esa es la versión que les contaron. No obstante, el resto de guerreros saben que eso no es de este modo porque no los vieron en la guerra, con lo que las burlas no cesan. Enojados y humillados, los infantes planean tomarla con sus mujeres como venganza. Para ello, primero piden permiso a su suegro para proceder a Carrión con ellas. Este cantar empieza con un avance victorioso y temible del Cid hacia Valencia. A su paso, aun en el momento en que los árabes intentan atacarle y tomar ventaja, las tropas del Campeador asuelan, imponiendo su fuerza.
El rey Búcar de Marruecos informa de que se dispone a reconquistar Valencia. Ante la novedad, los infantes vuelven a expresar su miedo mientras el Cid y sus tropas se organizan para la batalla. En las partes mas altas de las murallas esta el adarve un sendero que permitía a los centinelas desplazarse por los muros del castillos.
Por Qué Es Atrayente Leer El Cantar De Mío Cid
Éste le condena al exilio por haber dado crédito a los envidiosos cortesanos enemigos del Cid, quienes lo habían acusado falsamente de haberse quedado parte de los tributos pagados a la corona por el rey moro de Sevilla. Cuando el Cid acepta, ignorando la auténtica razón del viaje, sus hijas y sus maridos parten de Valencia, acompañadas eso sí por uno de sus primos, al que su padre ha enviado como una parte del séquito. A mitad de camino, en Corpes, los infantes deciden acampar, aunque solicitan a sus criados que sigan hacia enfrente, ya que ellos desean pasar en solitario una noche con sus respectivas mujeres. En el momento en que el campamento se vacía, los infantes apalean y agreden a las hijas del Cid, dejándolas medio fallecidas y creyendo que de esta forma vengaban las vejaciones de los otros. El Cid tomó Valencia y tanto él como sus súbditos son en este momento ricos, por lo que escoge mandar a uno de ellos frente al rey Alfonso VI, obsequio en mano, y pedir que su mujer y sus hijas logren salir de Castilla y reunirse con él.
La razón es que el rey de Castilla Alfonso VI decidió echarlo del reino. Dicho espíritu se plasmó especialmente en una secuencia de fueros llamados «de extremadura», a cuyos preceptos se ajusta el poema, tanto en la querella final como en el reparto del botín, durante las victorias cidianas. Por ello, la constitución interna del Cantar de mio Cid es la propia de los cantares de gesta.
Pese al triunfo, el Cid cree que se encuentra en una situación bien difícil, conque, como en Castejón, vende Alcocer y prosigue viaje hacia el sudeste. En ese momento, ha adquirido ya tantas riquezas que se decide a mandar a Álvar Fáñez con un obsequio para el rey Alfonso, como exhibe de buena voluntad y un primer paso hacia la obtención de su perdón. La caída de esta localidad, que el Cantar de mio Cid muestra como la clave estratégica de la región, hace cundir la alarma entre la población musulmana circundante, que asiste a pedir auxilio al rey Tamín de Valencia. Este, preocupado por la pujanza del Cid, manda a 2 de sus en general, Fáriz y Galve, a fin de que lo derroten. Estos lo asedian en Alcocer, pero el héroe, aconsejado por Álvar Fáñez, escoge atacar a los sitiadores por sorpresa al amanecer, lo que le proporcionará una sonada victoria. Los ciudadanos van a las ventanas a verlo pasar, dando muestras de su mal, pero su pena por el héroe no es con la capacidad de hacerles contravenir la orden real que prohíbe hospedar y abastecer al desterrado.
Después se desplaza hacia el este, a la zona del Maestrazgo, que se encontraba bajo el protectorado del conde de Barcelona. Mientras que su embajador va a Castilla, el Cid se adentra por el valle del Jiloca, hasta hacerse fuerte en un monte llamado El Poyo del Cid, nombre que, según el poema, se debe a este asentamiento de su héroe. Asimismo contaba con puertas que estaban alrededor para disimular en el momento en que alguien salga . Entonces están las salas de comedor y los dormitorio en donde recibían a los vasallos y compartían su justicia. Visto históricamente, el rey Luis XIII casi desaparece a la sombra de su desgraciadamente célebre consejero.
Éste reclama a sus yernos los 2 excelentes espadas, Colada y Tizón que les había regalado al despedirse de ellos. Los infantes se las devuelven y respiran satisfechos, pensando que el héroe se conforma con eso. No obstante, a continuación les demanda los tres mil marcos de la dote de sus hijas, que la disolución del matrimonio les ordena a restituir. La reconciliación del monarca y el héroe se genera en una solemne reunión de la corte al lado del río Tajo, que dura tres días. El primero, el Cid es recibido a su llegada por el rey, quien lo perdona públicamente y luego los obsequia a él ahora sus hombres. El Cid se expone bastante remiso a este matrimonio, pero ingresa por deferencia hacia el rey.