Sylvester vuelve a su casa y le afirma que Ben se va y por ello él se queda, siendo recibido alegremente por Elizabeth. Ya fuera los dos, el Colega le hace ver a Ben que debe tener mucho más respeto, burlándose Ben de que bendiga la mesa y luego se dedique a hurtar oro. Decide tomarse un whisky, observando que no existe ninguna botella, contándole Elizabeth que las tiró ella, tras lo que le afirma que si quiere beber debe irse fuera de la vivienda, replicando el Socio que no puede echar a un hombre de su propia casa, debiendo explicar a sus convidados que Elizabeth está casada con los dos.
Su autor es Nelson Riddle, director de orquesta y arreglista con éxitos tan populares como «Strangers In The Night» para Frank Sinatra, o varios álbumes y conciertos con Ella Fitzgerald, Dean Martin, Nat King Cole, Judy Garland o Linda Ronstadt. Ganó hasta tres Oscars, el primero por la música para la versión de 1974 de El enorme Gatsby, y el último en 1986, póstumamente, por el arreglo de Lush Life para Ronstadt. En nuestra película tenemos la posibilidad de gozar ahora en el inicio con la vibrante “Pinta tu carreta” y, durante la proyección, con otras melancólicas “Al viento le llaman María” , amenas como “Las cosas mejores” o tradicionales, en especial la inolvidable “Estrella errante” (Wand’rin’ star) entre otras otras canciones. Y es que, a pesar de su duración, la música acompaña y sostiene el interés en los individuos y en el devenir de su historia. Por último, es esencial y debemos admitir que en la historia se sabe que cada humano participa en su futuro con las elecciones que efectúa frente a eso que la vida le ofrece.
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Un sendero que puede ser la permanencia en exactamente el mismo sitio superando errores con nuevas resoluciones correctas; o bien, partir y iniciar nuevamente en otro sitio como una “estrella errante” en el cielo. Mientras que se sugieren irse a otro rincón a trabajar llega el predicador pidiendo dinero para construir una iglesia, diciéndole a Ben que irá al infierno, a eso que este le responde que eso espera, y que una vez en él va a hacer un túnel para coger el oro que se cuela entre las tablas, dándole un concepto inmediatamente esas palabras dichas sin pensar. Pero llegan tiempos difíciles y cada vez es más bien difícil encontrar oro en esa región, más allá de lo que Elizabeth afirma que no desea dejar su casa, pues si bien detesta esa ciudad es el único sitio donde pueden vivir los tres juntos, no queriendo ellos dejarla sola, si bien ella no desea que ninguno de ellos se vaya sin el otro a buscar oro a otro sitio. Cuando sale a la mañana siguiente de su tienda le esperan fuera todos los hombres del campamento y los del campamento vecino, que asisten a conocer a la mujer, aseverando Ben que parece que se casó con una atracción de feria, dándose cuenta de lo difícil que será estar casado con la única mujer que hay en esas montañas. Se formará un gran revuelo cuando de repente alguien anuncia que llegaron varias mujeres a la localidad, descubriendo que las dos son esposas del mismo hombre, Jacob, que es mormón.
La película, recibida con críticas desiguales, resulta inolvidable para un cinéfilo apasionado de aventuras, música y humor. Escuchar cantar al duro Clint Eastwood (“Mucho más que un actor es un sombrero, un sombrero bien puesto, en el momento en que se lo quita desaparece”, Julián Marías dixit) o a Lee Marvin en la tradicional “Estrella errante” (llama la atención su vis cómica durante todo el largometraje) resulta una satisfactorio sorpresa. También lo es la hermosura de Jean Seberg, desgraciadamente desaparecida en París solamente diez años después por una sobredosis de barbitúricos. Ben no desea quedarse, pero al ver que Ben se va decide quedarse, diciéndole Ben que siempre y en todo momento creyó que tenía espíritu de granjero, si bien pese a todo ha sido su mejor socio, preguntándole por su nombre, diciendo que es Sylvester Newel. Como hay ya 16 salas de juego, piensan en llevar a cabo una red de túneles por toda la localidad, para lo que trabajan con ahínco, realizando un gran túnel que van apuntalando, consiguiendo llegar hasta debajo del salón, comenzando a recibir sus réditos. Y, como habían pensado, la Localidad Sin Nombre se marcha transformando en una auténtica localidad próspera a la que llega aun un predicador que trata de hacerles ver que viven en pecado, si bien absolutamente nadie le hace caso, montando en cólera cuando escucha de qué forma múltiples habitantes le preguntan a la señora Rumson por sus maridos.
Y, a nivel existencial, más que centrarse en advertir del peligro de lo malo (recordemos los momentos melancólicos de Ben en relación con el alcohol), la película −parafraseando al terapeuta austroamericano Paul Watzlawick− enfatiza lo bueno de lo malo. Valga esta larga cita —las cursivas son nuestras— para confirmar que las relaciones sanas resultan escenciales en el desarrollo de una vida habitual, y que el escritor existencialista tan sólo advierte del verdadero riesgo que las amenaza. La historia de historia legendaria de la Ciudad sin nombre es un entretenido y también interesante western musical de 1969, basado en el musical Paint your wagon de Alan Jay Lerner y Frederick Loewe, autores que con el tiempo proseguirían triunfando con proyectos tan memorables como My fair lady .
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Ven asimismo a las chicas arriba mientras que discuten, diciéndole Ben que asimismo están en el menú, diciendo el chico que tampoco estuvo jamás con una mujer, diciéndole Ben que eso puede dejarle ciego, por lo que van con una de ellas, Grace a la que dice, le encantan las noticias. Regresa a conocer al Socio en el túnel, al que este lleva a Horton, el hijo de los Fenty, diciendo que Elizabeth quiere que cene con ellos esa noche, si bien Ben se explicación. Cada noche uno se queda con Elizabeth y el otro se marcha a divertirse al casino o a tomar una copa, hablando una de esas noches Ben a su amigo el Orate Jack que se derrama más oro cada noche en el casino entre los listones de madera del que ellos alcanzan en un mes de trabajo. Ben afirma que viven en un lote dorado que aún no lo fué deteriorado por las manos del hombre, y donde van dictando sus leyes según se les va ocurriendo, acordando compartir la mujer, tras lo que el Colega cae al suelo debido a la borrachera. Pero explota la expectación para solicitarles a todos y cada uno de los buscadores que le asistan a construir la cabaña que la señora Rumson le solicitó, y que, entre todos consiguen alzar en muy poco tiempo, quedándose el Socio con la tienda.
Elizabeth le dice una vez solos que no desea que le tome por una concubina, pidiéndole que no la asalte y que la respete, aunque le promete que va a ser una aceptable mujer, aunque desea que le edifique una cabaña con puerta y una chimenea, asegurándole que si no lo realiza le va a devolver el dinero aunque tenga que trabajar el resto de su historia. Entre los hombres le ofrece a Jacob cambiar a una de sus esposas por su mula, comenzando a pujar el resto hombres, ante lo que Sarah le hace ver a Jacob que necesitan ese dinero y además no aguanta a Elizabeth, la que se expone asimismo dispuesta a ser vendida, ya que tampoco aguanta a Sarah, ya que ella perdió a un hijo dos semanas antes, decidiendo Jacob subastarla para conseguir dinero. Ben acoge al herido al que considerará de ese instante socio suyo, puesto que gracias a su hermano consiguieron encontrar el oro, y lo va a llamar “Colega”, dándole la mitad de lo que halla pese a que no puede trabajar, escuchándole cantar una canción de amor, encargada de Elisa, que le afirma era su novia. Igual que en nuestra película, en la vida debemos confirmarnos de que haya a quien querer, alguien cuyas necesidades estén por enfrente de nuestros caprichos. Y no resulta bien difícil de localizar, tan sólo debemos estar atentos a nuestra familia, los amigos y, naturalmente, asimismo en nuestro trabajo.
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Ben afirma que no hay un solo mandamiento que no haya infringido, si bien afirma que nunca ha engañado a su socio, preguntándole este qué quiere a cambio, diciéndole que es suficiente con que si se pone melancólico le realice compañía, o llevándolo a casa si está borracho o que pague sus deudas. Mientras que entierran a su hermano Ben reza una oración, que interrumpe al ver que entre la arena que han removido hay granos de oro, con lo que la caravana acaba instalándose allí mismo, a las orillas del río, colgando a la entrada del campamento un letrero llamando a la población “Ciudad sin nombre”, y añadiendo “localidad masculina”. Ben Rumson, un buscador de oro que es testigo del accidente se dispone a sepultar a los accidentados con ayuda de otros colonos cuando observan que uno sigue con vida, preguntando por su hermano, que deben mencionarle que murió. También, es obvio que a nivel histórico obvia el papel de la herencia de españa o de los originarios indios en el nacimiento de la gran nación que hoy llamamos los Estados Unidos de América.
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Nuestro Ben va a ir junto con múltiples hombres a buscar a las putas, dejando allí al Colega al cuidado de Elizabeth, yendo vestidos de soldados para no producir sospechas. El Socio charla entonces y les propone traer mucho más mujeres, pudiendo ir múltiples hombres a conseguir el poder de la diligencia que transporta las mujeres a Sonora y llevarlas hasta allí, si bien otros temen que si lo hacen, irán los de Sonora a rescatarlas. Ben debe reconocer que, en efecto se está comportando como un tonto, pese a lo que, en el momento en que Horace vuelve a hacer una galantería a Elizabeth, le lanza un cuchillo que está a puntito de acabar con su historia, ante lo que nuestro Horace convoca a todos y les dice que si no encuentran una solución alguno de ellos morirá, reconociendo Ben estar cada vez más receloso y no poder controlarse.
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