Resumen De La Leyenda Del Miserere

Al no ser capaz de interpretarlo, pregunta a un anciano hermano lego que se encontraba en la abadía; el adulto mayor reconoce el símbolo y le cuenta una historia a Bécquer. Y cuando se encontraba terminando su trabajo, un fuerte resplandor terminó cegándolo y lo dejó tumbado. Pero cuando intentaba anotar el final sin regresar a escuchar aquella maravillosa obra, no era capaz de hacerlo. Y tal fue su decepción que murió en medio de su locura, tratando de escribir el miserere y sin lograrlo jamás.

resumen de la leyenda del miserere

Resulta que un hombre desheredó a su hijo y dejó su herencia a los religiosos. El hijo atacó el monasterio, se llevó la fortuna, quemó el monasterio y mató a los frailes. Desde ese momento aseguran que todas y cada una de las noches de Jueves Santo los cadáveres de los frailes cantan el Miserere de la montaña, esperando a que Dios les abra la puerta del juicio final.

El Miserere

Las llamas redujeron el monasterio a escombros; de la iglesia aún quedan en pie las ruinas sobre el cóncavo peñón, de donde nace la cascada que, tras estrellarse de peña en peña, forma el riachuelo que viene a mojar los muros de esta abadía. Hace ahora muchos años, en una noche lluviosa y obscura, llegó a la puerta claustral de esta abadía un romero y pidió un poco de lumbre para secar sus ropas, un pedazo de pan con que agradar su apetito y un albergue alguno donde esperar la mañana y proseguir con la luz del sol su camino. Hemos actualizado su política de privacidad para cumplir con las cambiantes normativas de intimidad internacionales y para ofrecerle información sobre las limitadas formas en las que utilizamos sus datos. Ingreso instantáneo a millones de libros electrónicos, audiolibros, revistas, podcasts y mucho más. Según se lee en el link, el Miserere de Allegri era el preferido de los papas de Roma y habían decretado orden de excomunión para todo aquel que intentara copiar la partitura de la obra. Los papas querían así que solo el Vaticano tuviese los derechos de representación de aquella obra angélica y espiritual.

Estas eran las expresiones de la página que tenía ante mi vista y que parecía mofarse de mí con sus notas, sus llaves y sus garabatos ininteligibles para los legos en la música. Hace algunos meses que, visitando la célebre abadía de Fitero y ocupándome en revolver ciertos volúmenes en su dejada biblioteca, descubrí en uno de sus rincones dos o tres cuadernos de música bastante antiguos cubiertos de polvo y hasta comenzados a roer por los ratones. Disfruta de acceso a millones de ebooks, audiolibros, gacetas y mucho más de Scribd. Los recortes son una forma práctica de catalogar pantallas importantes para regresar a ellas más tarde. Ahora puedes personalizar el nombre de un tablero de recortes para guardar tus recortes.

Su música no se parecía a aquella música ya anotada, y el sueño escapó de sus párpados, y perdió el apetito, y la fiebre se apoderó de su cabeza, y se volvió orate, y se murió, en resumen, sin poder finalizar el Miserere, que, como una cosa extraña, guardaron los monjes a su muerte y aún se conserva el día de hoy en el archivo de la abadía. Los monjes, por curiosidad, aconsejaron al abad que accediera a su demanda; el abad, por compasión, aun creyéndole un ido, accedió al fin a ella, y el músico, instalado ahora en el monasterio, empezó su obra. Son los frailes, los cuales, fallecidos quizás sin hallarse preparados para presentarse en el tribunal de Dios limpios de toda culpa, vienen aún del purgatorio a impetrar su misericordia cantando el Miserere.

– Hechos Suceden Por La Noche

Esta leyenda habla del monasterio de Fitero, donde una noche llamó un peregrino a Santiago, pidiendo comida y alojamiento. Allí le ofrecieron y él contó que iba de peregrino a Santiago porque era músico, y había hecho mucho pecado con su música, y deseaba redactar un miserere, el más fantástico, que le diese la constricción. Entonces uno que había allí le hablo de que no muy lejos estaban las ruinas de lo que antes había sido un convento.

Al día después llegó el peregrino y solicitó vivienda y alimento para redactar el miserere que había escuchado. Los monjes accedieron y estuvo largo tiempo escribiendo allí, hasta que en el momento en que llegó en el final de la obra no le salía lo que debía poner, hizo cientos de borradores, se empezó a regresar desquiciado, dejó de dormir y de comer y murió. Entonces, los monjes le contaron que, durante la noche, en las ruinas del monasterio cercano, se escuchaba un miserere entonado por las almas de los monjes que habían fallecido gracias a un trágico incendio. Entretenido con la idea de escuchar aquella música, decidió conocer el sitio, a pesar de que los monjes le advirtieron que no fuese, ya que aquello podría traerle mortales secuelas. Bécquer intenta leer ciertos parágrafos del miserere, pero no consigue comprender lo que pone y, además de esto, tenía un símbolo misterioso que lo tenía intrigado.

Pregunta 5 – ¿qué Extraños Prodigios Van A Ocurrir A Lo Largo De La Noche De Jueves Santo?

El peregrino enloqueció y murió tratando entonar el miserere, sin conseguirlo. Los monjes le contaron al peregrino que en un monasterio cercano, en la noche, se podía oír un miserere sobrenatural entonado por los espectros de los frailes, que murieron en un incendio. El peregrino decidió ir a escucharlo, pero los monjes le aconsejaron que no fuera, ya que podría traerle graves consecuencias.

El miserere narra la historia de un peregrino, músico de profesión, que desea crear un miserere único y idóneo para que Dios perdone sus pecados. Es tal como halla un monasterio donde le cuentan la leyenda de los espectros de unos frailes que entonan un miserere sobrenatural en las noches. Esta historia de historia legendaria se puede relacionar con La rosa de la pasión, otra de las obras de Bécquer.

En el momento en que por la noche llegaron a la vieja iglesia, estuvieron bebiendo y emborrachándose, y el capitán comentó que habían descifrado un poco de las escrituras de la lápida, y que esa estatua era la de la mujer Doña Elvira, y que la estatua de hombre que había al lado era la de su marido. El se acercó a la estatua del hombre y le escupíó bebida en la cara, diciéndole que era para que bebiese, y dijo estar enamorado de la mujer, y se quiso arrimar para besarla. En el momento en que ahora lo iba a hacer, cayó al suelo, sangrando por los ojos, la boca, la nariz, y la cara absolutamente destrozada. Varios de los que había allí aseguran que vieron a la estatua del hombre dándole un guantazo con su guante de mármol a fin de que no besase los labios de Doña Elvira. En parte, eso mismo es lo que le pasa al alemán, que quiere anotar en sus partituras la música del enigmático Miserere de la Montaña, pero no recuerda el último versículo y no logra acabar de escribirlo.

El hombre le preguntó a un hermano lego de la abadía y aquel, de avanzada edad, reconoció el símbolo y le contó una historia como contestación. Después de una o dos horas de camino el misterioso personaje que calificaron de loco en la abadía, remontando la corriente del riachuelo que le indicó el rabadán de la historia, llegó al punto en que se levantaban negras y también imponentes las ruinas del monasterio. Es la situacion que en lo más fragoso de esas cordilleras de montañas que limitan el horizonte del valle, en el fondo del que se encuentra la abadía, hubo, hace ahora varios años, ¡que digo muchos años!

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